lunes, 29 de octubre de 2007

Volver a la guardería

Para despertar en Pekín es necesario hacerlo sin el pijama de toda la vida; porque aquí ya te no queda bien. Hay que olvidarse de tomar un café por la mañana y de escuchar las noticias por la radio. Dejar a un lado las llaves del coche, volver a la guardería y cambiar de nombre. Porque aquí ya no te llamas ni Jorge, ni George, ni Jordi. Aquí eres otra cosa.

En Pekín eres el guiri al que los niños persiguen por la calle y tiran de los pelos de las piernas. Eres el extranjero que no sabe utilizar palillos y no sabe pedir comida en el restaurante. Eres el único que se pierde entre las callejuelas y sus abuelos jugando a las cartas. El único que mira al cielo sorprendido por las luces de neón y la cantidad de karaokes que pueblan cada avenida.

Durante los primeros días en esta ciudad, uno tiene la sensación de que un árbitro te persigue y te señala fuera de juego en cada acción. Pekín es un lugar donde uno tiene dificultades para agarrarse a cualquier cosa conocida; como si alguien te soltara en medio del Océano y a tu alrededor sólo vieras agua, sin encontrar ningún trozo de madera con el que poder mantenerte a flote. Pero también, por eso mismo, es un lugar perfecto para volver a nacer y empezar de cero.


Pero esto es sólo el principio. Cualquiera que lleve algunas semanas en Pekín se da cuenta de que las diferencias son más profundas que usar palillos, tener los ojos rasgados o vestir otras ropas. Si los silbidos son diferentes en Pekín no es porque lo sea la vibración de los labios, sino por el mecanismo mental que los produce, por las razones por las que se silba. La diferencia con todas las ciudades que has visitado antes se encuentra en la manera en que sus ciudadanos se atan los cordones de los zapatos. En el modo en el que se sube al autobús. En los sueños que cada uno tiene por la noche.

1 comentario:

Natacha Bustos dijo...

Hola Dani! Pues Joaquín es profesor de español de la Beida y conoce a todos los españoles de la ico que estan por ahi, por lo menos eso dice, jeje. Siempre estamos por el campus, que el comedor es genial!. A ver si nos vemos un día. Saludos!